MILHOJAS DE FRESA Y NATA 

La masa de hojaldre fue inventada por el pintor Claude Geleé, pintor nacido en 1600 en Château de Chamague (Lorena) y fallecido en Roma en 1682. Fue un excelente pastelero y un hábil grabador. En sus primero años se manifestó su afición por la pintura, pero no pudo satisfacer su sueño por su situación de extrema pobreza. Con 15 años fue colocado de aprendiz de pastelero en su pueblo natal, en contra de su gusto, por no contrariar a la familia, mientras seguía pintando en sus ratos libres.


Un día que estaba amasando pan, retiró de la masa unos 200 gramos, hizo con ella una bola, la estiró y puso en medio un pedazo de mantequilla. Le dijo a su maestro que quería hacer un bollo para su padre que estaba enfermo. Lo metió en el horno y vió que se hizo un bollo enorme. Al padre le encantó y pasados unos días volvió a repetir el bollo pero estiró la pasta y volvió a doblarla sobre sí misma hasta diez veces, luego la aplastó más y el resultado fue idéntico. Otro día, repitió sin añadirle levadura resultando una pasta o masa de hojaldre exquisita.


En 1635 Claude se colocó en la pastelería Nancy. Ya que tenía dominada la técnica de hacer pasta de hojaldre, se lo dijo a su jefe Francisco Rotabant que no le creyó, pero sí lo hizo Luigi Mosca, un aprendiz de la pastelería que tenía un hermano, Angelo, pastelero en Florencia. Éste fue al poco tiempo a la pastelería y convenció a Claude de irse a Italia para dar a conocer este nuevo descubrimiento. Antes de un año Ángelo Mosca, había montado tres pastelerías para atender la demanda de esta masa. Él pasó por ser el inventor de la pasta de hojaldre o pasta sfogliata, pero en realidad, el único que sabía hacerla era Claude Geleé que se encerraba en una cueva para que nadie le copiara la receta. Ángelo construyó un agujero en la cueva por la que supo el secreto de fabricación. Convenció a Claude de que descansara unos días y le acompañara en un viaje a Nápoles y lo encerró en un subterráneo dónde apenas le daban de comer esperando que muriera. Pudo escapar pasados tres meses y terminó en casa de un pintor alemán que se lo encontró medio muerto tirado delante de su puerta. Cuando se repuso desarrolló la pintura con su salvador y decidió olvidarse de la pastelería.


 Cuando el pintor alemán murió, Geleé volvió a Florencia para enfrentarse a los hermanos Mosca. Pero allí se enteró que ambos habían muerto carbonizados en el incendio de su pastelería. El pintor quiso olvidar para siempre la pasta de hojaldre y se estableció en Roma, donde le conocían con el sobrenombre de "El Rafael del paisaje". Pintó cuadros hasta los 82 años cuando falleció.
El gran Carême continuó la obra de Claude, creando con la pasta de hojaldre el Vol-au-vent o volován,  el gran pastelero Feuillet, creó el Mille-feuilles o Mil hojas, y así sucesivamente siendo incontables los pasteles y pastelillos confeccionados a base de la pasta de hojaldre.








Se sabe que los árabes también cocinaban una masa hojaldrada con aceite de oliva, miel y almendras. Puede que sea el origen del hojaldre más famoso de España, la costrada de Alcalá de Henares. Es un milhoja de hojaldre, relleno de crema y merengue, cubierto de almendra picada y gratinada.  Se construye en capas superpuestas crujientes, y se presenta en bandeja para después cortar en raciones individuales.


Hoy os traigo unas milhojas deliciosas, muy fáciles, y con las que podréis aprovechar las últimas fresas de temporada. Os dejo la receta...

1 lámina de hojaldre
400 ml de nata para montar
200 gr de fresas
75 gr de azúcar
1 huevo
Azúcar glass

1. Extendemos la lámina de hojaldre. Cortamos en rectángulos. 

2. Pinchamos con un tenedor y pintamos con huevo batido. Horneamos a 200° durante 20 minutos. Sacamos y dejamos enfriar.  

3. Mientras se hornean laminamos las fresas. Montamos la nata con el azúcar. El único secreto para que monte bien es que tanto la nata como los utensilios que vamos a utilizar para montarla estén bien fríos. Yo suelo meter la nata, el bol y las varillas en el congelador 15 minutos antes de montarla.

4.  Cortamos los hojaldres por la mitad. Rellenamos de nata montada bien con una cuchara o con una manga pastelera. Colocamos encima las fresas laminadas. Cerramos con la otra mitad del hojaldre.

5. Espolvoreamos azúcar glass y adornamos con un rosetón de nata y una lámina de fresa. Sólo tenéis que repetir los mismos pasos con todos los hojaldres que os hayan salido.




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