TARTA  SEMI HELADA DE LECHE MERENGADA

Aunque no se sabe a ciencia cierta cuando tuvo su origen el consumo de leche de animales domésticos, existe evidencia de vacas que fueron ordeñadas de hace 9.000 años a.C. En varias partes de la Biblia se hace referencia a la leche, mantequilla y queso. De hecho la leche es mencionada en más de 30 ocasiones en el Antiguo Testamento. La estampa más antigua de ordeño está en un panel de piedra que se encontró en la ruinas de un templo en Ur, cerca de Babilonia, entre 5.500 y 6.000 años a.C.


Los egipcios ya dejaron evidencia de tres tipos de ganado en sus restos arqueológicos, con cuernos, sin cuernos y jorobado, en la que daban información también de los productos lácteos de consumo en ese tiempo. Griegos y romanos mostraron que la leche, mantequilla y queso eran todos artículos esenciales en la dieta diaria de la población. Los romanos utilizaban los productos lácteos como artículos importantes para el comercio. Desde Roma, el conocimiento de los productos lácteos se esparció por toda Europa. Las vacas lecheras y sus productos eran tan importantes para estos pueblos, que la prosperidad y riqueza se median en términos de cantidad de ganado.


Durante el Oscurantismo, el uso del queso era común en la zona que hoy se conoce como Alemania. Donde más y mejor se desarrolló la fabricación de quesos era en los monasterios. Los monjes, por varios siglos, fueron líderes en la producción de quesos y se encargaron de enseñarlo a los demás. Para el año 1.000 d.C, el queso se había convertido en un importante artículo de intercambio entre las ciudades de Europa. Ya en el siglo XV existían en Suiza algunos mercados importantes en los que se comerciaba queso, siendo Holanda y Suiza los dos primeros centros de desarrollo de la industria lechera en Europa.


La calidad de la leche que tomamos actualmente está directamente relacionada con todas las fases que involucran la producción, elaboración y consumo de la misma. No solo es importante el que sea de vacas saludables, y que el proceso de pasteurización y homogenización sean los correctos, sino que se mantenga la leche a temperatura en todo momento de entre 35-40ºF. La calidad final está directamente relacionada con el manejo del ganado y la higiene que lleve a cabo el ganadero en su finca. Las vacas lecheras saludables se alimentan con forraje y alimento concentrado que se convierten en leche. Cada vaca se ordeña mecánicamente todos los días dos veces, por un periodo aproximado de 305 días al año o de acuerdo a su capacidad de producción. A través de un sistema de tubos de acero inoxidable o cristal, la leche se transporta desde la máquina de ordeño, hasta un tanque de refrigeración donde permanece a unos 40º.


Todo el sistema de ordeño que entra en contacto con la leche es lavado e higienizado cuidadosamente antes y después de cada ordeño. Antes de recoger la leche en la finca, se le toma muestra para realizar otras pruebas químicas y bacteriológicas de la planta. Camiones provistos de tanques termos recogen la leche en las vaquerías y la llevan a las plantas elaboradoras. Los tanques tienen aislamiento que mantiene la temperatura del producto. Al llegar la leche a la planta se asegura la calidad de esta mediante pruebas de laboratorio. La leche tiene que cumplir con unos requisitos para que sea clasificada como Leche Grado A. Por último la leche es pasteurizada antes de envasarla para eliminar cualquier microbio dañino que haya penetrado en ella. La pasteurización consiste en calentar la leche entre 161 y 172ª F. Se mantiene así unos 18 segundos y luego se enfría rápidamente. Después se envasará y repartirá la leche para el consumo humano. El descubridor del método de pasteurización fue Louis Pasteur, quién entre 1850 a 1860 descubrió que la multiplicación de bacterias en la leche, la cerveza y el vino causaba que éstos se agriaran, y que a las bacterias si se les aplicaba calor morían.


En cuanto a la leche merengada, técnicamente es un batido de leche con clara de huevo endulzada. Se mezcla la leche caliente con azúcar, canela en rama y en polvo y cáscara de limón.  Es una bebida muy típica de la gastronomía española que se suele servir bien fría. Era una de las bebidas más populares en los cafés de Madrid a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX. En la novela "Fortunata y Jacinta" de Benito Pérez Galdós, ya se refería a ella como una bebida refrescante que tomaba más uno de los protagonistas. En la receta de hoy, la leche merengada es la base de una tarta semi helada que es muy fácil de hacer y que seguro encantará a grandes y pequeños. Os dejo la receta...

750 ml de leche
200 ml de nata para montar 35% MG
120 gr de azúcar
2 sobres de cuajada
1 palo de canela en rama
1 piel de un limón
120 gr de galletas María o Digestive
60 gr de mantequilla

1. En una cacerola ponemos a cocer la leche reservando un vaso, la nata, el azúcar, la cáscara del limón y el palo de canela. Dejamos que se vaya calentando a fuego medio. 

2. Mientras, trituramos las galletas y derretimos la mantequilla. Mezclamos y volcamos en la base del molde que vayamos a utilizar. Presionamos con la base de un vaso para que quede compacta y lisa. Guardamos en la nevera unos 30 minutos.  

3. Desleímos los sobres de cuajada en el vaso de leche que habíamos reservado y lo añadimos a la cacerola cuando veamos que empieza a estar templada. 

4. En el momento que llegue a ebullición, la apartamos, dejamos templar un poco y volcamos en el molde sobre las galletas sobre una cuchara para que rompa la cascada de la leche y no nos destroce la base de galleta.

5.  Dejamos enfriar totalmente hasta que veamos que está cuajada. Metemos en el frigorífico mínimo 8 horas, mejor de un día para otro. Unos 30 minutos antes de presentar a la mesa, metedla en el congelador para que coja consistencia de semi helada. 

6. Desmoldamos y adornamos con canela molida y rodajas de limón.


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