TARTA DE YOGURT GRIEGO Y FRESAS

Hola amores! Cómo me gusta cuando se acerca la primavera que entremos en temporada de fresas. Los frutos rojos son una de mis debilidades dentro de la repostería. Me encanta hacer mil y una recetas con ellas, sobre todo con las fresas. Siempre las relaciono con mi infancia, con los cuentos que devoraba de niña, con esos bosques recorridos por príncipes y princesas en donde en los dibujos aparecían arbustos con fresa o moras o en las tartas que aparecen en esos cuentos, siempre hechas de fresas. La receta que os traigo hoy es muy de cuento, con muchas fresas, mermelada de fresas y la suavidad que le da el yogurt griego, un yogurt que de manera casual empezó a darse a conocer en el mundo entero ¿lo sabíais? Yo os lo cuento..

 

 

El origen de este producto lácteo proviene de Grecia, por supuesto ahí no es llamado yogur griego, su nombre original es “straggisto” que significa yogur filtrado, el nombre con el que comenzó a comercializarse fuera de su país de origen fue “strained yoghurt” pero no fue muy popular en los Estados Unidos, por lo que decidieron agregar en su nombre la palabraGreek” que hacía referencia a su origen y podía ayudar a atraer a aquellos interesados en probar comida extranjera. Greek strained yoghurt” , era la leyenda que podrías leer sobre él, esta fue mayormente aceptada por los estadounidenses. Tiempo después el turco Hamdi Ulukaya comerciante de este producto decidió incluir únicamente el término greek yogurt en su etiqueta para que todos entendieran de qué se trataba aquel producto, una forma simple y práctica, los demás productores no tardaron en copiarle la idea y así fue como se popularizo este nombre simple alrededor del mundo.

La clave que hace tan singular este yogur de otros se da al filtrar y eliminar el suero de leche. Gracias a esto el yogur estilo griego aumenta sus proteínas y disminuye los carbohidratos además de volverse una fórmula más concentrada que adquiere un espesor diferente al yogur tradicional.

 


Un verdadero yogurt estilo griego solo tiene leche y probióticos, en el mercado actual muchas marcas se aprovechan de este nombre ofreciendo malas imitaciones repletas de azúcar, estas en tu derecho si gustas probarlas pero si quieres conocer la versión más auténtica opta por el natural sin azúcar. 

En cuanto a las fresas, la historia está llena de leyendas y mitos ligadas con esta fruta. En la Roma Antigua, la fresa estaba ligada a las festividades de Adonis, ya que la leyenda señala que el origen de esta fruta se produce cuando muere Adonis. Las lágrimas que derramó Venus  al caer al suelo se convirtieron en estas frutillas.

Y una vez dicho esto, os dejo la receta...


6 huevos

150 gr azúcar

750 gr yogurt griego

60 gr maizena

8 gr levadura

Ralladura de 1 limón

Esencia de vainilla

Una pizca de sal

Mermelada de fresa

Fresas 


1. Separamos las claras de las yemas. Montamos las claras con una pizca de sal hasta hacer un merengue. Reservamos.

2. Batimos las yemas con el azúcar. Añadimos el yogurt y un chorrito de esencia de vainilla.

3. Tamizamos la harina y la levadura. Mezclamos con las yemas.

4. Añadimos el merengue en varias tandas mezclando con una espátula con movimientos envolventes.

5. Volcamos en un molde forrado de papel y horneamos durante 1 hora a 180º. Dejamos enfriar dentro del horno apagado. Guardamos en la nevera de un día para otro.

6. Desmoldamos y quitamos el papel. Calentamos medio bote de mermelada de fresa con 1 cda de agua. Cuando temple, volcamos sobre la tarta y decoramos con fresas.




La historia está llena de leyendas y mitos ligados esta fruta. En la Roma antigua, la fresa estaba ligada las festividades de Adonis; ya que la leyenda señala que el origen de esta fruta se da a la muerte de Adonis, cuando Venus llora lágrimas que al tocar el suelo se convierten en estas frutillas. La fresa es una planta de la familia de las Rosáceas, del género Fragaria (del latín fraga: fragante). De esa misma raíz latina, proviene el nombre francés “fraise”, de donde se derivó el vocablo “fresa”. El fruto de esta planta es un fruto compuesto, botánicamente denominado “eterio”. En este tipo de frutos, la flor presenta un receptáculo con numerosos ovarios. Al ser polinizada, el receptáculo de la flor se ensancha (parte carnosa de color rojo) mostrando alrededor pequeños frutos de tipo aquenio (son las “semillitas” de color café que vemos en el exterior). La fresas europeas (Fragaria vesca y F. moschata) eran diferentes a las fresas americanas, que son más grandes y menos fragantes. En América, se consumían la fresas chilena (Fragaria chiloensis) y norteamericana (Fragaria virginiana), pero en el Siglo XVIII un explorador y comerciante al servicio de Luis XIV, Amedée-François Frézier, llevó a Francia varios ejemplares del fresón chileno, que en 1764 el aún incipiente botánico francés Antoine Nicolas Duchesne cruzaría con la fresa europea Fragaria moschata y luego con la Fragaria virginiana, generando el híbrido que consumimos ahora (Fragaria x ananassa). Además de su característico aroma, su brillante color y su delicioso sabor, la fresa es una excelente fuente de vitamina C y manganeso, adicionalmente su consumo proporciona buenas cantidades de ácido fólico y potasio. De consumo directo, en agua fresca, en malteadas, en ensalada, para acompañar un vino frío o cubiertas con chocolate, disfrutemos de esta delicia. https://www.milenio.com/opinion/jose-manuel-vazquez-navarro/morir-los-desiertos/la-interesante-historia-de-la-fresa
La historia está llena de leyendas y mitos ligados esta fruta. En la Roma antigua, la fresa estaba ligada las festividades de Adonis; ya que la leyenda señala que el origen de esta fruta se da a la muerte de Adonis, cuando Venus llora lágrimas que al tocar el suelo se convierten en estas frutillas. La fresa es una planta de la familia de las Rosáceas, del género Fragaria (del latín fraga: fragante). De esa misma raíz latina, proviene el nombre francés “fraise”, de donde se derivó el vocablo “fresa”. El fruto de esta planta es un fruto compuesto, botánicamente denominado “eterio”. En este tipo de frutos, la flor presenta un receptáculo con numerosos ovarios. Al ser polinizada, el receptáculo de la flor se ensancha (parte carnosa de color rojo) mostrando alrededor pequeños frutos de tipo aquenio (son las “semillitas” de color café que vemos en el exterior). La fresas europeas (Fragaria vesca y F. moschata) eran diferentes a las fresas americanas, que son más grandes y menos fragantes. En América, se consumían la fresas chilena (Fragaria chiloensis) y norteamericana (Fragaria virginiana), pero en el Siglo XVIII un explorador y comerciante al servicio de Luis XIV, Amedée-François Frézier, llevó a Francia varios ejemplares del fresón chileno, que en 1764 el aún incipiente botánico francés Antoine Nicolas Duchesne cruzaría con la fresa europea Fragaria moschata y luego con la Fragaria virginiana, generando el híbrido que consumimos ahora (Fragaria x ananassa). Además de su característico aroma, su brillante color y su delicioso sabor, la fresa es una excelente fuente de vitamina C y manganeso, adicionalmente su consumo proporciona buenas cantidades de ácido fólico y potasio. De consumo directo, en agua fresca, en malteadas, en ensalada, para acompañar un vino frío o cubiertas con chocolate, disfrutemos de esta delicia. https://www.milenio.com/opinion/jose-manuel-vazquez-navarro/morir-los-desiertos/la-interesante-historia-de-la-fresa
La historia está llena de leyendas y mitos ligados esta fruta. En la Roma antigua, la fresa estaba ligada las festividades de Adonis; ya que la leyenda señala que el origen de esta fruta se da a la muerte de Adonis, cuando Venus llora lágrimas que al tocar el suelo se convierten en estas frutillas. La fresa es una planta de la familia de las Rosáceas, del género Fragaria (del latín fraga: fragante). De esa misma raíz latina, proviene el nombre francés “fraise”, de donde se derivó el vocablo “fresa”. El fruto de esta planta es un fruto compuesto, botánicamente denominado “eterio”. En este tipo de frutos, la flor presenta un receptáculo con numerosos ovarios. Al ser polinizada, el receptáculo de la flor se ensancha (parte carnosa de color rojo) mostrando alrededor pequeños frutos de tipo aquenio (son las “semillitas” de color café que vemos en el exterior). La fresas europeas (Fragaria vesca y F. moschata) eran diferentes a las fresas americanas, que son más grandes y menos fragantes. En América, se consumían la fresas chilena (Fragaria chiloensis) y norteamericana (Fragaria virginiana), pero en el Siglo XVIII un explorador y comerciante al servicio de Luis XIV, Amedée-François Frézier, llevó a Francia varios ejemplares del fresón chileno, que en 1764 el aún incipiente botánico francés Antoine Nicolas Duchesne cruzaría con la fresa europea Fragaria moschata y luego con la Fragaria virginiana, generando el híbrido que consumimos ahora (Fragaria x ananassa). Además de su característico aroma, su brillante color y su delicioso sabor, la fresa es una excelente fuente de vitamina C y manganeso, adicionalmente su consumo proporciona buenas cantidades de ácido fólico y potasio. De consumo directo, en agua fresca, en malteadas, en ensalada, para acompañar un vino frío o cubiertas con chocolate, disfrutemos de esta delicia. https://www.milenio.com/opinion/jose-manuel-vazquez-navarro/morir-los-desiertos/la-interesante-historia-de-la-fresa

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