Cuando pasas dos semanas medio muerta por una gastroenteritis-gripe-resfriado, la verdad es que físicamente te deja sin fuerzas para nada más que lo justo para sobrevivir, pero la mente afortunadamente sigue funcionando. Por eso, en estos días, he decidido darle un giro a mis blogs en los que apenas cuento nada interesante salvo la receta. Me cuesta hablar de mi vida diaria, la verdad, pienso que no le importa mucho a nadie e incluso aburre y me parece muy soso escribir sólo la receta sin más. Así que, voy a aunar en cada post dos de mis pasiones, la historia (recuperando el trabajo investigador de la licenciatura) y la cocina. Os contaré los orígenes, historia y tradiciones que esconde cada uno de los platos que elaboraré. De esta forma, hago mi pequeña aportación sobre cultura a la vez que sobre cocina. Espero que lo disfrutéis, tanto como yo lo hago cada vez que investigo sobre un plato y lo cocino.
Hoy os traigo un pastel de manzana húmedo, con una masa delicada que se deshace en la boca y con doble capa de manzanas. Es distinta a la típica tarta de hojaldre, crema y manzana y creédme que os encantará. Existen mil recetas de tartas o pasteles de manzana ya que admiten muchas variantes como la "apple pie" tradicional anglosajona en la que la masa envuelve a las manzanas o las que se elaboran al revés, colocando la masa sobre la fruta para después darle la vuelta como en la "Tarte Tatin" francesa. Igualmente hay variantes en relleno o aromas, llevando algunas pasas o almendras en su interior y aromatizadas con canela, nuez moscada, clavo de olor e incluso miel, ron u otros licores.
No se sabe con exactitud dónde surgió la tarta de manzana, aunque se cree que es originaria de Europa dónde había tradición de tartas rellenas y se cultivaban manzanas. En Inglaterra la primera cita de una "Tartys in applis" data de 1390 de parte de los cocineros de Ricardo II en el libro "The forme of cury". Según esta receta los ingredientes del relleno eran manzanas, peras, higos y uvas pasas. El relleno se teñía con azafrán y se cubría con una oblea de masa.
A partir del siglo XVI, la tarta de manzana cruzó el Atlántico y llegó a países cómo Estados Unidos, dónde desde el siglo XVII es un postre popular y se mantiene hasta el día de hoy la "American apple pie".
En Francia la primera receta de "tourte" de manzana, aparece en el libro "El cocinero francés" de FranÇois Pierre de la Varenne en 1651. Las manzanas se cocían previamente en mantequilla. Se perfumaban con "aguas de flores" y se espolvoreaba azúcar antes de cocinar. La receta también decía que se podía cubrir las manzanas con masa.
Holanda, es otro de los países donde es tradicional la tarta de manzana o "appeltaart"cuya primera referencia la encontramos de forma gráfica en un óleo de 1626. El relleno estaba compuesto de manzanas y uvas pasas perfumadas con limón y canela. Su peculiaridad es que la tarta se cubría de tiras de masa formando el clásico enrejado de las tartas holandesas.
Por último y cruzando el charco, en Venezuela la tarta o pastel de manzana también es muy típico. Allí es una especie de "strudel" de manzana individual que se hornean en las panaderías para desayunos y meriendas. No lleva canela ni ninguna otra especie, solo manzanas, azúcar y grasa. En la parte superior se espolvorea con azúcar, de manera que al hornearlo se crea por encima una ligera capa de caramelo.
Y después de esta rápida historia de la tarta de manzana, vamos ya con nuestra receta de este delicioso pastel doble de manzana.
150 gr mantequilla pomada
140 gr harina
200 gr azúcar
200 gr queso mascarpone u otro queso suave
50 gr nata para montar 35% M.G
4 huevos
3-4 manzanas
1 cdta levadura
una pizca de sal
1. Batimos la mantequilla con el azúcar hasta que se vaya formando una crema.
2. Le añadimos los huevos uno a uno sin dejar de batir.
3. Incorporamos el queso y la nata y mezclamos bien.
4. Por último añadimos la harina, la levadura y la sal. Mezclamos bien hasta formar una masa densa.
Forramos un molde de unos 22-23 cms con papel sulfurizado en la base y los laterales.
5. Vertemos la mitad de la masa y cubrimos con láminas de manzanas. A mí me gustan que sean un pelín ácidas para que contrasten con el dulzor de la masa pero os lo dejo a vuestra elección. Pueden ser Golden, Fuji o Pink Lady, las que os gusten más.
6. Vertemos el resto de masa encima y coronamos con la otra mitad de las manzanas también laminadas. Si queréis, podéis espolvorear con azúcar o azúcar moreno. Yo opté por lo natural dejándola así.
7. Horneamos a 180º durante una hora y media aproximadamente, dependerá de vuestro horno. A partir de la hora id vigilando hasta que al pinchar en el centro salga la aguja limpia, será señal de que está hecho.
8. Sacamos y dejamos enfriar en una rejilla antes de desmoldar. Podemos espolvorear con azúcar glass. A mi me gustó este aspecto rústico que presentaba al salir del horno y opté por no ponerle. Y si sois capaces de esperar a que enfríe, estará listo para disfrutarlo. En casa no pudimos y de un primer golpe cayó casi la mitad. Estaba templado, y delicioso también, por lo que degustarlo cómo os apetezca, caliente, templada o fría porque de todas maneras está buenísimo.
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