El origen del yogur se sitúa en Turquía aunque también hay quién lo ubica en los Balcanes, Bulgaria o Asia Central. Su nombre tiene el origen en un término búlgaro, jaurt. Se cree que su comienzo es anterior a la agricultura. Los pueblos nómadas transportaban la leche fresca que obtenían de los animales en sacos generalmente de piel de cabra. El calor y el contacto de la leche con la piel de cabra propiciaba la multiplicación de las bacterias ácidas que fermentaban la leche. La leche se convertía en una masa semisólida y coagulada. Una vez consumido el fermento lácteo contenido en aquellas bolsas, éstas se volvían a rellenar de leche fresca que se transformaba nuevamente en leche fermentada gracias a los residuos precedentes.
El yogur se convirtió en el alimento básico de los pueblos nómadas por su facilidad de transporte y conservación. Sus saludable virtudes eran ya conocidas en la Antigüedad. Unos siglos más tarde se descubriría su efecto calmante y regulador intestinal. Las bacterias Lactobacillus bulgaricus y Streptococcus thermophilus, responsables de la fermentación de la leche ya eran utilizadas hacia el 6.000 o 7.000 a.C. por los tracios que vivían en la actual Bulgaria. Fueron ellos quienes las utilizaron para inducir la fermentación de la leche de oveja y de esa forma obtener yogur, queso, etc. Dichos productos son los primeros alimentos probióticos en el mundo. Desde Turquía se introdujo en la totalidad de la península balcánica.
El yogur permaneció durante muchos años como comida propia de India, Asia Central, Sudeste asiático, Europa central, Europa del Este y Turquía hasta el año 1.900, cuando un biólogo ruso llamado Elías Méchnikov expuso su teoría de que el gran consumo de yogur era el responsable de la alta esperanza de vida de los campesinos búlgaros.
Considerando que los lactobacilos eran esenciales para una buena salud, Mechnikov trabajó para popularizar el yogur por toda Europa. Describía el yogur como un excelente agente antienvejecimiento. Otros investigadores también realizaron estudios que contribuyeron a la extensión de su consumo.
En España, la mayor empresa de su distribución fue Danone. Fundada en 1919 por Isaac Carasso en Barcelona como una pequeña fábrica artesanal que producía yogures en la calle de los Ángeles en el Raval. Fue el nacimiento del yogur industrial en España. El nombre de la fábrica fue Danone por el diminutivo del nombre de su primer hijo, Daniel (Danón era el apelativo familiar de Daniel Carasso). Inicialmente Danone solo fabricaba para Barcelona y México, y vendía sus productos en farmacias, papelerías y hospitales. Carasso negoció con la empresa de tranvías de la Ciudad Condal un precio por el que los cobradores de las líneas dejarían sus tarros en la oficina de farmacia correspondiente. Los productos se fabricaban por la noche. Los vehículos los llevaban a primera hora, en unas pequeñas heladeras con 24 tarros en el interior, y frenaban incluso donde no había parada para hacer la entrega, así podía el cliente recoger el encargo a tiempo para el desayuno.
En 1929, la compañía se mudó de España a Francia y se construyó allí la primera fábrica. Durante la ocupación alemana en Francia durante la II Guerra Mundial, Daniel mudó la compañía a Nueva York para esquivar la persecución por ser de fe judía. Daniel se asoció con el suizo-español Joe Metzger y cambió el nombre a Dannon para que sonase más americano. En 1951, Daniel Carasso volvió a París para gestionar la familia del grupo Danone en España y Francia y fue vendido el negocio americano. En 1961 se asoció con Gervais, el lider de quesos en Francia pasando a ser Gervais Danone. En España, además de la central de Barcelona, tiene fábricas en Asturias, Valencia, Madrid, Parets del Vallés y Tenerife. Su presencia ha llegado a varios países de Latinoamérica: Argentina,
Brasil, Uruguay, México, Colombia y Chile.
La tarta que os traigo es muy suave y al estar combinada con frutas la aligera aún más. No es nada complicada, ya lo veréis. Seguro que os gustará. Os dejo la receta...
Para la base
200 gr de harina
110 gr de mantequilla fría
50 gr de azúcar glass
30 gr de harina de almendra
1 huevo
5 gr de azúcar vainillado
una pizca de sal
Para el relleno
50 gr de azúcar blanco
la ralladura de un limón
3 huevos
3 cucharadas de harina de almendra
125 ml de leche
2 yogures griegos azucarados
Para decorar
Frutos rojos a elección (fresas, grosellas, arándanos, moras, frambuesas...)
Azúcar glass
1. Empezamos haciendo la base mezclando en un bol con la mano la harina, el azúcar glass, el azúcar vainillado, la harina de almendra y la sal durante unos minutos.
2. Añadimos la mantequilla muy fría cortada en taquitos y vamos amasando hasta que coja consistencia.
3. Batimos el huevo y lo vamos integrando poco a poco en la masa sin parar de amasar. Cuando ya esté bien mezclado, estiramos la masa entre dos papeles de hornear con un grosor de 4 mm y le damos forma circular. Metemos en la nevera al menos una hora para que se ponga bien fría y podamos manejarla con facilidad.
4. Pasada la hora, la colocamos sobre el molde, tapamos con papel de horno y le colocamos legumbres encima a forma de peso. Horneamos a 160º unos 10 minutos.
5. Sacamos del horno, retiramos el papel y las legumbres. Pinchamos con un tenedor la masa para evitar que suba y volvemos a hornear unos 20 minutos. Sacamos y reservamos.
6. Mientras, hacemos el relleno de yogur. Primero frotaremos el azúcar con la ralladura de limón con las manos para que coja bien todo el aroma.
7. Lo pasamos a un bol al que le añadiremos los huevos y batiremos hasta que se integren. Añadimos la harina de almendra y volvemos a batir.
8. Incorporamos los yogures y la leche hasta que consigamos una masa lisa y sin grumos. Se vuelca sobre la base ya preparada de la tarta y horneamos a 180º unos 15 minutos.
9. La sacamos con cuidado porque estará aún un poco líquida y decoramos con los frutos rojos que hayamos elegido.Volvemos a hornear otros 15 minutos y ya estará lista. La dejamos enfriar y decoramos con azúcar glass si queremos.
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