Hablar de straciatella, es hablar de helado italiano, una de las experiencias que nadie debe perderse si viaja a Italia o visitando alguna de las heladerías situadas en España expertas en este tipo de helados. A pesar de que el helado es hoy un producto muy popular en todo el mundo, el auténtico gelato italiano es toda una institución, parte de su cultura y una dulce delicia a la que nadie se puede resistir. El término gelato que deriva del latín gelatus (congelado), define a un producto artesanal propio de la gastronomía italiana, diferente a los helados comunes de otros países. El gelato es único en el mundo, porque posee unas características propias con unas recetas tradicionales que han pasado de generación en generación.
Los orígenes del helado se remontan hasta la Antigüedad clásica, una época en la que los distintos pueblos comenzaron a conservar productos como la leche y la fruta en hielo. Los romanos consiguieron desarrollar técnicas avanzadas de conservación de alimentos, y así popularizaron una mezcla refrescante de hielo, azúcar o miel y zumos que guardaban bajo tierra.
Siglos más tarde, las ciudades italianas vivieron su máximo esplendor durante el Renacimiento, y fue en aquella época cuando los grandes nobles se aficionaron a un nuevo producto creado a base de leche, nata y huevos: había nacido el auténtico gelato. Desde las pastelerías de Florencia el helado viajó a la corte francesa, dónde se hizo muy popular y pronto se convirtió en objeto de deseo para toda la sociedad europea.
Si hay algo que define la calidad del helado italiano es sin duda su carácter artesanal. Los maestros heladeros dominan a la perfección todos los secretos de su elaboración gracias a una formación que comienza desde jóvenes como aprendices. Por toda Italia podemos encontrar miles de heladerías tradicionales que continúan su labor después de muchas generaciones.
En la calle Largo Colle Aperto, 4 de Bergamo se encuentra "La Marianna". Este local fue fundado por Enrico Panattoni, originario de una familia de granjeros en la Toscana. En el restaurante, Panattoni ofrecía un plato estrella a sus clientes: la straciatella alla romana. Esta sopa está hecha a base de huevos cuajados en el caldo, donde se despellejan, una forma parecida al chocolate fundido cuando se rompe en crema de leche fría. De esa invención se inspiró este heladero italiano para llamar al nuevo sabor straciatella.
Hoy este helado es producido y servido por todo el continente. Aún así, hasta el año pasado, Panattoni podía ver horas de cola en su famoso local donde se vendía la "vera straciatella" aquella receta inventada medio siglo atrás. Entre sus ingredientes más recurrentes está el chocolate fundido al baño María con 58% de cacao y vertido encima de la nata o panna fresca. Resultado de un experimento que hasta hoy se ha ganado un aclamdo lugar en la gastronomía italiana.
En la receta de hoy, damos una vuelta de tuerca creando una tarta con sabor de straciatella y que al consumirla semi helada nos recordará al famoso gelato. Es fácil de hacer y cuando la probéis, seguro que la repetiréis en más de una ocasión a lo largo del verano. Os dejo la receta...
Para la base
250 gr galletas María
140 gr mantequilla
30 gr cacao
Para la tarta
500 ml nata para montar
200 gr azúcar
4 yogures straciatella
100 ml leche
8 láminas de gelatina
100 gr chocolate negro
Para la cobertura
1 tableta de chocolate negro
150 ml nata para montar
40 gr mantequilla
1. Haremos la base triturando las galletas. Las mezclaremos con el cacao y la mantequilla derretida. Forraremos con esta mezcla la base del molde. Guardamos en la nevera.
2. Para la tarta ponemos las hojas de gelatina en un bol con agua fría durante unos minutos.
3. Calentamos la leche, escurrimos la gelatina, la echamos en la leche y mezclamos. Cuando esté templada, le añadimos los yogures y unificamos.
4. Montamos la nata con el azúcar y mezclamos con la mezcla anterior. Hacemos el chocolate negro virutas y lo mezclamos todo. Volcamos sobre el molde y dejamos en la nevera mínimo 4 horas tapada con film.
5. Para la cobertura calentamos la nata. Cuando empiece a hervir volcamos sobre el chocolate troceado. Mezclamos y añadimos la mantequilla hasta que se una todo.
6. Cuando temple un poco, volcamos sobre la tarta y dejamos en el congelador hasta la hora de servir. Sacamos unos minutos antes de llevarla a la mesa, desmoldamos y decoramos con gotas de chocolate, virutas de chocolate o cacao en polvo. Fácil y deliciosa.
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