CHERRY PIE O TARTA DE CEREZAS AMERICANA, LA TARTA DE LA FRUTA PROHIBIDA

Siempre que veo alguna peli americana, me encanta si hay alguna escena en una cafetería, de esas que tienen camareras que sirven litros de café y trozos de tartas con una pinta estupenda. Me encanta la repostería americana, juegan mucho con la fruta y esa es una de mis debilidades a la hora de hacer dulces. Hoy os traigo un clásico en EE.UU, la Cherry pie o tarta de cerezas, unos de los postres más típicos y tradicionales que se suele comer en las celebraciones del famoso 4 de julio. Es fácil de elaborar y esto hace que sea un plato indispensable a todas horas, tanto para el desayuno, como para la hora del café a media tarde o para terminar un almuerzo o cena.


Este tipo de tartas se suelen preparar con unas cerezas ácidas usadas para la cocina que suelen encontrarse en conserva, en una especie de almíbar. Yo he usado cerezas frescas, pero todo tiene su truco y dejándolas macerar en azúcar se puede conseguir un jarabe parecido al almíbar en el que se conservan las cerezas americanas. Pero estén en conserva o no, la protagonista principal de esta tarta es la cereza, esa fruta prohibida que tanto morbo levanta.
La historia de las cerezas se remonta a la Europa y la Asia Occidental prehistóricas, cuando la gente las recogía y las comía de los árboles silvestres. En el Imperio Romano se cultivaban al menos ocho variedades en el siglo I aunque no fue hasta el siglo XVI cuando el cultivo de cerezas comenzó a expandirse por toda Europa. Entre ese siglo y el XVII los poetas comparaban las cerezas con partes de la anatomía femenina. En el poema de 1617 "There is a garden in her face" de Thomas Campion comparaba esta fruta con lo que simboliza más a menudo en la actualidad: el atractivo sexual de una joven pura y virginal.


Durante el siglo XVII, los vendedores ingleses de cerezas gritaban cherry ripe (cerezas maduras) para atraer a los posibles compradores. La imagen de la cereza se basa en la idea de alcanzar el punto maduro, por lo que la virginidad tiende a considerarse algo que, tarde o temprano, debe perderse. Por aquella época, las muchachas jóvenes que recogían cerezas o portaban cestas llenas de ellas eran un motivo común en el arte representando la piel blanca como la porcelana con niñas junto a cerezas de un rojo intenso. Del mismo modo que hay un momento perfecto para recoger las cerezas antes de que empiecen a tomar un tono marrón, los hombres de la época pensaban que las chicas también tenían que perder la virginidad antes de una fecha determinada.


En tiempos más recientes, la influencia de la cereza se ha impregnado en todas las partes de la cultura norteamericana. Esta fruta de color rojo intenso es un diseño muy popular en la lencería y ropa de las adolescentes. También, la música tiene múltiples referencias a esta fruta. La banda Warrant con su tema "Cherry pie" afirmaba que "ella es mi pastel de cerezas". Pero quizás la cereza alcanzó su punto de mayor esplendor cuando Audrey Horne deslizó una cereza entre sus labios rojos carmín en aquella famosa escena de Twin Peaks.


Esta fruta en sí misma es innatamente sexual, después de todo, se define como los ovarios agrandados de las plantas en flor, pero definitivamente, las cerezas también han sido siempre la guinda del pastel.
Y hablando de pasteles, volvamos a nuestra tarta. La cherry pie está formada por una base de masa quebrada, un relleno de una especie de compota de cerezas y se cubre bien con un enrejado de la misma masa quebrada de la base o bien se cubre con otra capa de masa con algunas aberturas para que salga el vapor durante la cocción en el horno.


La receta es bastante fácil de hacer, quizás algo laboriosa, pero veréis como no es complicada. De todas formas si os liáis mucho podéis hacerla en varios días, uno hacéis la masa y la dejamos en la nevera, otra el relleno y por último lo unimos todo y la horneamos. Al relleno le he dado mi toque Carmela, he usado también ciruelas rojas junto a las cerezas, y para mi gusto está más buena aún. Os dejo la receta para que la probéis también...

Para la masa quebrada
300 g harina
120 gr mantequilla
50 gr azúcar glass (opcional)
2 huevos
Sal

Para el relleno
700 gr de cerezas maduras
300 gr de ciruelas rojas
200 gr azúcar
3 cdas maizena
4 cdas zumo de limón
3 cdas agua
1 palo de canela

1. Empezamos haciendo la masa quebrada. Tamizamos la harina y le añadimos la mantequilla cortada en dados. 

2. Vamos mezclando con las manos hasta que se haga una especie de arena. Añadimos los huevos y sal y seguimos mezclando hasta que quede una masa lisa. 

3. Hacemos una bola, tapamos con film y dejamos en la nevera, mínimo 30 minutos.

4. Para el relleno, deshuesamos las cerezas. Pelamos y cortamos las ciruelas en dados. 

5. Mezclamos ambas frutas con el azúcar y dejamos macerar toda la noche. 

6. Al día siguiente ponemos la mezcla junto al almíbar creado en un cazo junto al zumo de limón y la canela a fuego lento. Dejamos que cueza unos minutos. 

7. En un vaso disolvemos la maizena con el agua. Cuando esté diluída la añadimos al cazo, removemos con una cuchara de madera y dejamos que espese y adquiera consistencia de compota espesa. Retiramos y dejamos templar. Podemos hacer el relleno el día anterior a preparar la tarta.


8. Para montar la tarta, estiramos la masa guardada en la nevera entre dos papeles de horno. Estiramos hasta alcanzar el diámetro del molde que vayamos a usar el cuál engrasaremos con un poco de mantequilla derretida. 

9. Cubrimos la base y paredes del molde con la masa y cortamos la que sobre. Ajustamos bien al molde y volcamos el relleno.

10.  Con la masa sobrante volvemos a amasar y estirar y haremos tiras con un cortapizza para hacer el enrejado o bien hacemos otra placa de masa para cubrir la tarta. Si optamos por esto último tendremos que hacerle alrededor del centro algunas hendiduras para que el vapor salga. En ambas formas con las que cubramos el relleno, pintaremos con huevo batido.

11. Horneamos al principio 15 minutos a 190º sólo con calor en la parte de abajo y luego con calor arriba y abajo la dejamos 45 minutos más. Se sirve templada y si se quiere acompañada de una bola de helado de vainilla o nata montada.




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