TARTA DE CHOCOLATE
Hoy, 13 de septiembre, se celebra el Día Internacional del Chocolate y os traigo una de mis primeras recetas de hace muuchos años. La foto no es de calidad ni es muy artística, pero a mí me trae unos recuerdos fantásticos, ¡de cuando hice mi primer glaseado! ¡Qué tiempos aquellos! Esta tarta consiguió el aprobado con nota en casa y desde entonces, es una de las tartas básicas, de las que haces cuando vas a alguna comida familiar o con amigos, de las que me pide mi hijo cuando quiere llevar al cole o al entreno para celebrar su cumple con los amigos, la que recomiendo a todo aquel que se inicie en repostería. No es nada difícil y el resultado es realmente buena. Se trata de un bizcocho muy esponjoso con sabor a chocolate, regado de almíbar y cubierto con una ganaché de chocolate que le da ese sabor más intenso aún. Un auténtico placer para todos aquellos chocolateros.
Chocolate, chocolate, esa dulce tentación llamada "alimento de los dioses". Tiene su origen en México, donde el dios Quetzalcoatl regaló, según cuenta la leyenda, el árbol de cacao a los hombres, que años después se bautizaría con el nombre científico Theobroma Cacao, el famoso "alimento de los dioses". Los amerindios gustaban de brebajes y pociones que desde el punto de vista del gusto occidental pueden parecer chocantes e incluso repulsivos. Se bebía, por ejemplo, un preparado de cacao con flores secas molidas, que llamaba xochayo-cacaua-atl, y una bebida de cacao con ají llamada en tiempos coloniales chil-cacau-atl.
Ninguna de aquellas bebidas fue del gusto de los españoles. Los indios tomaban el chocolate sin azúcar ni miel, aunque a menudo echaban especias aromáticas o lo mezclaban con harina de maíz o incluían en la receta una mezcla de pimienta americana. Era natural, pues, que los españoles se negaran a tomarlo a no ser que llevara azúcar. En 1520 se envió a España cierta cantidad de chocolate y se mejoró la forma de prepararlo. En 1606 los italianos empezaron a beberlo gracias a Antonio Carletti. Para finales del siglo XVII se generalizó su consumo en Francia gracias a la afición desmedida que por el chocolate sintió el caprichoso Luis XIV. En la España de Cervantes los frailes lo encomiaron tanto que en algunas comunidades de religiosos no se entendía forma mejor de agasajar al visitante que ofrecerle un tazón del humeante y exótico producto.
Por aquella fecha se extendió la creencia de que el chocolate era perjudicial para la salvación de las almas. La creencia se inició en América central. Se aducía que el chocolate era una tentación del diablo para predisponer mejor las almas a las tentaciones y se recomendó abstenerse de su consumo para no pecar, a menos que se tuviera 60 años, edad considerada ajena a las tentaciones de la carne.
Hasta finales del siglo XVIII el chocolate se hacía a mano. La máquina fue introducida por el francés A. Doret, revolucionando su industria hacia 1819 ya que se aceleró siete veces más la producción. Bajaron considerablemente los precios y se generalizó el consumo, llegando a las capas populares que antes no habían podido acceder a él.
Hacia 1820 el suizo Luis Cailler fabricó la primera tableta de chocolate. En Suiza nacería el chocolate fundido hacia 1879 de la mano de R. Lindt. La fundición del chocolate acababa con un gran inconveniente, su dureza que lo hacía inmasticable. Se le quitó también el regusto amargo que dejaba el producto natural tradicional. A partir de 1880 el chocolate no cesó de conocer mejoras, innovaciones y ventajas que lo han convertido en uno de los alimentos más apetecibles. ¡Todos! hemos caído en alguna ocasión ante esta tentación en cualquiera de sus múltiples formas que se nos presenta. Así que si hoy queréis "pecar" de nuevo para celebrar este Día Internacional del chocolate, os dejo la receta de esta tarta...
Para la tarta
75 gr mantequilla a temperatura ambiente
5 claras
4 yemas
65 gr harina
60 gr azúcar
1 cucharada esencia de vainilla
100 gr chocolate negro postres
Para el almíbar
100 ml agua
100 ml azúcar
Para el glaseado
1 yema
75 gr chocolate negro postres
75 gr azúcar glass
100 ml nata líquida
1 cucharada azúcar vainillado
1. Primero haremos el almíbar poniendo el agua y el azúcar en un cazo. Lo dejamos hervir unos 4-5 minutos, apartamos y dejamos enfriar.
2. Empezamos a hacer la tarta derritiendo el chocolate con la mantequilla en el microondas en golpes de 30 segundos.
3. Montamos las claras a punto de nieve con la mitad del azúcar.
4. En otro bol mezclamos las yemas con la otra mitad del azúcar, el chocolate y la vainilla. Añadimos la harina hasta mezclarlo todo bien. Lo volcamos sobre las claras. Mezclamos con una espátula con movimientos envolventes con cuidado de que no bajen las claras. Engrasamos y enharinamos un molde y volcamos la masa mezclada.
5. Horneamos a 180° durante 30 minutos. Cuando esté templada desmoldamos sobre una rejilla.
6. Hacemos varias incisiones con una brocheta y con una jeringuilla le inyectamos el almíbar por toda la superficie y ambas caras. Dejamos enfriar del todo.
7. Mientras, hacemos el glaseado. Derretimos en un cazo el chocolate con la nata, el azúcar normal y el vainillado. Dejamos hervir unos minutos.
8. Retiramos del fuego, añadimos la yema, mezclamos y volvemos a poner en el fuego para que espese un poco más. Volcamos sobre la tarta y dejamos que se enfríe. Cuando esté fría del todo guardamos en el frigorífico hasta la hora de servir en la mesa.
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