BIZCOCHO A LA NAPOLITANA

En casa somos muy aficionados al dulce, creo que no hay duda, pero uno de los que no nos gusta mucho son las galletas. Somos delicaditos en ese apartado. Mi hijo si es más aficionado, sus tazones de leche mojando galletas quedaran para la posteridad, pero para comerlas así, sin más no somos muy aficionados. Hay pocos tipos de galletas que nos gusten, aunque hay algunas, pero pocas, de las que somos fans incondicionales, como, por ejemplo, las galletas napolitanas. Ya os presenté una receta para hacerlas caseras, que bajo mi punto de vista están más ricas que las que se comercializan, pero no nos engañemos, no siempre hay tiempo para hacerlas y procuro que en casa haya algún paquete siempre en la despensa. Y eso que parece tan inocente, a veces, es un problema porque los niños cogen galletas a demanda pero luego no cierran el paquete como es debido. ¡Error! A los días cuando vamos a coger alguno una galleta nos las encontramos blandas y que ya no saben igual. Así, el paquete queda desterrado para siempre en la despensa. Pero, no hay mal que por bien no venga, y así con esas galletas aburridas y blandas se puede hacer un bizcocho que, madre mía que olor desprende en toda la casa. La receta la cogí en internet de un blog que no apunté el nombre, no es originaria mía, así que si el autor/a la reconoce que me disculpe por no nombrarlo.
Si nos metemos en la historia de estas galletas (algo que ya sabéis que me fascina), hay que hablar de la historia de la marca Cuétara. Una marca que va unida a nuestra infancia o a nuestra vida desde siempre, desde las míticas galletas María, aunque también venden cereales y dulces. La empresa se fundó en 1935 en México, aunque desde 2015 está integrada en el grupo Adam Foods que también acoge a la marca Artiach.

Juan Gómez Cuétara, natural de Cantabria, llegó a México en 1916 y se incorporó a trabajar en la tienda de sus tíos Manuel y Juan Cuétara. Su hermano Florencio llegaría 4 años después. Ambos hermanos se casaron con Concepción y Pilar Fernández Bravo, ambas hermanas también. En 1935 los dos hermanos fundan la fábrica La Espiga en la ciudad de México que se dedicaba a la producción de galletas y pastas para sopas. Posteriormente cambiarían el nombre  al de Galletas Gómez Cuétara y deciden montar otra fábrica en Veracruz en 1945 dado el éxito de la empresa.
Al año siguiente deciden volver a Cantabria y Juan compra una pequeña empresa galletera de Santander a Eugenio Cabrús Pérez-Peña. Su intención era trasladar posteriormente su industria a la localidad de Reinosa a unos 60 kms de la costa. Finalmente, la fundaría en 1951. Algunas de las máquinas de la fábrica eran obra de Juan que aprendió mucho de esta industria en México. Así, patentó una máquina para bañar las galletas en aceite. En los años 50 alquilan una fábrica en Montgat (Barcelona) y en los años 60 montan otra fábrica propia en Jaén.


El 15 de enero de 1964, la empresa se constituye como Cuétara S.A y poco después se inaugura su principal fábrica en la localidad madrileña de Villarejo de Salvanés. Esta sede, cuenta a día de hoy, con uno de los almacenes inteligentes más avanzados del sector. En 2005 fue ampliada contando con la presencia del entonces rey de España don Juan Carlos I y la Ministra de Agricultura, Pesca y Alimentación, Elena Espinosa.
En los años 60 compran también la portuguesa Bolachas de Portugal, S.A., convirtiéndose Cuétara así en la marca líder del mercado ibérico de galletas. En 2001 se fusionó con SOS Arana Alimentación para dar lugar al grupo SOS Cuétara, uno de los principales grupos de alimentación en España. En 2008 anunció la venta de la división galletera al Grupo Nutrexpa por 215 millones de euros. Sin su galletera pasó a llamarse SOS Corporación y en 2011 cambió su nombre a Deoleo. Con esta estrategia se centró la compañía en el arroz y los aceites. Desde 2015 la propietaria de la sección galletera es el grupo de empresas Adam Foods. Cuétara se ha convertido en una de las marcas pertenecientes al Foro de Marcas Renombradas Españolas.


Así, dentro de los productos que comercializan, además de las galletas Napolitanas, nos encontramos con el surtido Cuétara, las galletas María, las María Oro, las María Hojaldradas, las Campurrianas (originales y 0% azúcares), Tostada, Tosta Rica (Tosta Rica Original, Fibra, Choco Guay, Mini Go, Bizcochitos), Tosta Rica Oceanix, Bocaditos (chocolate, limón y nata), Fibra Línea (Fibra Línea 3 Cereales, Fibra Línea Integral Soja, Fibra con cacao), Flakes (Choco Flakes, Flakes Nocilla, Flakes Cachobarra, Flakes callejeros), Krit (galletitas saladas) o las especialidades como Rollitos, Barquillos, Bizcochos, Rosquillas o Palmeritas. Como véis, un auténtico universo dulce...
Difícil competir con ellos con tanta variedad, pero como están de buenos los dulces caseros no lo están los industriales por más novedades que inventen. Así que os dejo la receta, para que probéis este bizcocho por si os pasa como a mí y tenéis galletas Napolitanas aburridas en la despensa...

250 gr galletas napolitanas
3 huevos
100 gr mantequilla temperatura ambiente
1 sobre levadura
3 cucharadas azúcar
1 cdta canela molida
Azúcar y más canela para decorar

1. Trituramos todas las galletas hasta hacerlas migas. Mezclamos con el resto de ingredientes. Os quedará una masa muy pegajosa y densa. 

2. Volcarla en un molde engrasado y enharinado y hornear a 200º unos 30-40 minutos. En la receta que yo tenía, ponía 30 minutos y aunque la aguja salió limpia al comprobar si estaba cocido, al sacarlo se me hundió un poco por el centro, señal de que no estaba hecho del todo, así que os he dado algo más de tiempo en el horneado para que no os pase como a mí. 

3. Sacamos, templamos unos 5 minutos y desmoldamos. Dejamos enfriar totalmente sobre una rejilla. Ya frío, espolvoreamos una capa de canela molida y encima otra de azúcar glass y listo para comer.


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