BIZCOCHO  "HALLOWEEN" DE YOGURT CON CALABAZA Y NUECES PECANAS

Estamos en puertas del mes de noviembre y de la festividad de Todos los Santos o de la famosa Halloween.  Todos los escaparates, grandes superficies o redes sociales están inundados de calabazas, vampiros, momias, brujas y monstruos varios. Yo, la verdad, soy más de la festividad española, de hacer gachas, huesos de santo, buñuelos o comer castañas asadas y visitar los cementerios. A mí tanto americanismo me pone de los nervios, estamos perdiendo nuestra esencia y eso nunca lo debemos perder.
Pero vuelvo a la festividad de Halloween, que aunque no me guste demasiado no se puede evitar, está presente y hoy os hablaré sobre ella y su historia. Esta costumbre que nos ha llegado empaquetada desde EE.UU gracias a las películas, poco tiene que ver con la fiesta de la que proviene. Y es que, el origen de esta celebración se encuentra en el Samhain o Samagín. Una conmemoración celta milenaria en la que los druidas de la antigua Britania pedían por las almas de los fallecidos al dios de la muerte. Se encendían gigantescas fogatas para ahuyentar a los espíritus malvados y, además se llevaban a cabo sacrificios humanos para ver el futuro. Hacia el siglo VIII, la iglesia cristiana convirtió el día 1 de noviembre en el día de Todos los Santos para rendir homenaje  a todos los santos que no tuvieran un día particular de celebración. A lo largo de los años, estos festivales se combinaron, y la mayoría llamó "All Hallowmas" (algo así como "Masa de todos los santos, de las personas santas") al día de Todos los Santos. La noche anterior se conoció como "All Hallows Eve" que derivó en la palabra Halloween.

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También celebraban el "sabbath" o fiesta de brujas. En ellas, las brujas y brujos se reunían para ofrecer sacrificios a Satanás, señor de la muerte, mediante ritos, actos sexuales y muerte. En la Edad Media se comenzó a perseguir todos los ritos paganos, pero sería con los cismas protestantes cuando la persecución de la brujería se incrementa notablemente. Con una bula que dictó el Papa Inocencio VIII se legitimó la persecución de brujas, su tortura y ejecución, generalmente ardiendo en la hoguera. A pesar de su mala fama, los temidos aquelarres no eran necesariamente una manifestación demoníaca y maligna, sino la reunión de personas que actuaban de manera desaforada gracias a la ingestión de alguna sustancia alucinógena. Las brujas de entonces no eran mujeres feas y con verrugas tal y comos se ha popularizado hasta la actualidad, la mayoría eran jóvenes bellas que utilizaban sus conocimientos sobre hierbas que ayudaban a los enfermos con sus pócimas, a las parturientas o hacían filtros de amor. De ahí que en los aquelarres al mezclar ciertas plantas entraran en ese estado de alucinación.


Otra costumbre de Halloween es ahuecar y tallar una calabaza para convertirla en un farol llamado Jack-o-lantern. Esto tiene su origen en el folklore irlandés del siglo XVIII. Según se cuenta, Jack era un notorio bebedor, jugador y holgazán que pasaba sus días tirado bajo un roble. La leyenda cuenta que en una ocasión, se le apareció Satanás con intenciones de llevarlo al infierno. Jack lo desafió a trepar el roble y, cuando el diablo estuvo en la copa del árbol, talló una cruz en el tronco para impedirle descender. Entonces Jack hizo un trato con el diablo: le permitiría bajar si nunca más volvía a tentarlo con el juego o la bebida. Cuando Jack murió no se le permitió la entrada al cielo por sus pecados en vida, pero tampoco pudo entrar en el infierno porque había engañado al diablo. A fin de compensarlo, el diablo le entregó una brasas para iluminar su camino en la oscuridad por la que debía vagar hasta el día del Juicio Final. La brasa la colocó dentro de una cubeta ahuecada llamada nabo para que ardiera como un farol durante mucho tiempo. Cuando los inmigrantes irlandeses llegaron a EE.UU vieron que las calabazas eran más abundantes que los nabos. Por ese motivo, surgió la costumbre de tallar calabazas para Halloween y transformarlas en faroles. El farol tenía como objetivo mantener a los espíritus malignos alejados de las personas y sus hogares.


También es típico en Halloween que los niños pidan dulces y caramelos a las puertas de las casas con la frase "trick o treat", truco o trato. Según parece esta tradición empezó en Europa en el siglo IX cuando cada 2 de noviembre, el día de las Almas o Day of All Souls, los cristianos iban de pueblo en pueblo pidiendo soul cakes o tortas del alma, que eran trozos de pan dulce. Cuantas más soul cakes recibían, mas prometían rezar por la paz de los familiares fallecidos de los que les daban tal limosna. Con el tiempo, esta costumbre se fue fusionando con la fiesta de Halloween hasta convertirse en otro rasgo típico de la celebración.


Halloween se ha convertido en una fiesta extendida en todo el mundo, y no hay fiesta que no se celebre en todo el mundo. Así, en Irlanda de dónde es originaria esta festividad, tienen como comida típica el colcannon, un plato a base de col, puré de patatas, puerro, leche, mantequilla, sal y pimienta. Es tan popular que se degusta en otras celebraciones como el día de San Patricio. También es muy común el boxty, un pastel de patatas o las Soul cakes, galletas tradicionales que se utilizan para representar las almas que salen del purgatorio.


 En México celebran el famoso Día de los Muertos. Es uno de los lugares del mundo donde más se celebra Halloween con un festejo muy intenso. Uno de los platos que más se consume en esta fecha es el Pan de Muertos, un bollo dulce que por su forma y decoración recuerdan a un cráneo.


En EE.UU no se concibe la gastronomía de Halloween sin las calabazas y los platos elaborados con este producto. Pasteles, bizcocho o flanes son fáciles de encontrar en cualquier zona estadounidense. También son populares las manzanas cuya fecha coincide con su fin de cosecha. Elaborando platos con ellas se aprovechar al máximo este producto. Uno de los más típicos son las manzanas caramelizadas.


Los que me seguís, ya me conocéis y sabéis que soy fan de los platos de nuestra tierra. Creo que tenemos un país con una gastronomía apasionante, alguna desconocida y poco popular y es la que más me gusta cocinar, aunque de vez en cuando os presente alguna novedad. Por eso, en cuanto a esta festividad de Halloween, me declaro adicta a nuestros dulces españoles, buñuelos, huesos de santo, gachas... Pero hoy voy a hacerle un guiño a ese Halloween americano con un bizcocho de yogurt con calabaza rallada y nueces pecanas que os encantará. Estoy segura! Os dejo la receta...

1 yogurt natural
3 medidas del vaso del yogurt de harina
2 medidas del vaso del yogurt de azúcar
1 medida del vaso del yogurt de aceite de girasol
3 huevos
200 gr calabaza rallada
50 gr nueces troceadas
1 sobre levadura
1 cda canela molida

1. Vaciamos el yogurt en un cuenco y usamos el vasito como medida. 

2. Mezclamos el azúcar con los huevos. Añadimos el aceite y el yogurt y mezclamos. 

3. Tamizamos la harina y la levadura y las añadimos. Mezclamos bien. Agregamos por último la calabaza, las nueces y la canela. Movemos y volcamos en un molde chimenea engrasado y enharinado.

4. Horneamos a 180º unos 40 minutos. Dejamos templar en una rejilla y desmoldamos. Espolvoreamos con azúcar glass.

5. Para las piernas de bruja sólo hay que guiarse por una plantilla. Las podéis hacer de goma eva o de fieltro como yo, que aproveché unos trozos que tenía por casa. Recortáis las piezas y pegáis por detrás una brocheta de madera en forma de L invertida para que se mantengan erguidas. En el hueco central del bizcocho puse un trozo de goma de borrar envuelta en papel de aluminio para pinchar las piernas. Os dejo el enlace de la página que me ha servido de plantilla para las piernas.

https://www.dreamstime.com/stock-images-cartoon-witch-legs-isolated-white-image27322804

Ya tenemos un delicioso bizcocho con un toque "Halloween". Buen provecho!!


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