Ya terminó el puente y en contra de todo el mundo, hoy descanso yo. Es lo que tiene mi vida que siempre voy al revés. Pero aunque no haya descansado este puente si he hecho una de las cosas que sabéis que más me gusta, hornear. Con el modo Navidad activo a tope ha habido tiempo para hacer recetas de dulces de estas fechas (mis hijos me han hecho la ola) y hemos adornado la casa. Sólo no ha faltado los villancicos.
Uno de los dulces navideños que encantan en casa son las marquesas, un dulce que no es muy común por el sur pero desde que lo probé hace años es fijo en casa. Eso sí, no me cunde nada las docenas. Cae una al dia, que maravilla de cuerpos jovenes que no engordan ni un gramo...
Las marquesas son un dulce típico de la repostería navideña de España, una especie de bizcocho fino y esponjoso con base de mazapán, ya que su mayor ingrediente es la harina de almendra. Aunque no es el dulce más vendido , es uno de los más exquisitos por su finura y su sabor. Las más populares son las de Sonseca, municipio de Toledo, famoso por sus excelentes confiterías. Se dice que las marquesas las creó el confitero Hipólito Juanes de la Cruz en el año 1924 que las empezó a comercializar en su confitería.
Este es uno de los dulces ligados a la herencia árabe de nuestra cultura por el mazapán. ¿Sabíais que algo que creemos tan nuestro como el turrón o el mazapán tiene origen árabe? Cuenta una leyenda que en tiempos de Al-Ándalus, hubo un califa que contrajo matrimonio con una princesa escandinava que fue obligada a vivir en tierras del Mediterráneo, abandonando su gélido país. Esto le produjo una gran tristeza ya que no podía disfrutar de los paisajes helados de su lugar de origen. El califa, desesperado ante la pena de su esposa mandó plantar miles de almendros alrededor de palacio. Así, al florecer, los almendros pintaban paisajes de blancas pinceladas, consiguiendo un lienzo casi nórdico con el que logró que la princesa recuperase la sonrisa. Se dice que como resultado de tan romántica gesta, los aldeanos de la zona comenzaron a recoger y elaborar productos con las almendras, elaborando las primeras muestras de turrón y mazapanes.
El caso es que un dulce tan sabroso y alimenticio como es el mazapán ha dado lugar a que muchos países reclamen su origen. La primera cita de un postre similar se remonta a Grecia, donde ya se ensalzaban los valores culinarios de una pasta de almendra y miel. También en Las Mil y una noches, se habla de un manjar que se tomaban para poder soportar los ayunos del Ramadán o como afrodisíaco para poder hacer frente a los débitos conyugales de forma satisfactoria. Básicamente hay dos versiones sobre el origen: el toledano y el italiano.
Según el toledano, la aparición del mazapán tiene lugar en el siglo XI, entre los años 850 y 900, aunque su divulgación se retrasa hasta dos siglos más tarde. En el año 1150 durante el reinado de Alfonso VII, se cita una pasta de azúcar y miel como "Postre Regio" en la descripción gastronómica que hacen los cronistas de la época. Se cuenta que lo inventaron las monjas del convento de San Clemente de Toledo durante una hambruna, que se padeció en Castilla tras la batalla de las Navas de Tolosa (1212). En aquel momento no había trigo en la ciudad, sus despensas estaban llenas de almendras y azúcar, así que decidieron dar de comer a los hambrientos con el suculento alimento.
En el hospital de Santiago de Toledo se recetaba a los enfermos un alimento que su preparación llevaba pechuga de gallina deshecha mezclada con almendra y azúcar que se supone que era una variante del mazapán. Actualmente este manjar se relaciona siempre con festividades navideñas, pero no siempre fue así, ya Lope de Vega decía que también se tomaba en los "dos sanjuanes".
Tan famoso se hizo el mazapán y tanto trabajo daba a las monjas italianas, que en el año del Sínodo de Mazara del 1575, se prohibió, por expreso decreto, la prohibición dedicarse a tal labor, que evidentemente las distraía de las prácticas religiosas. Aún así, las mojas buscaron los medios para esquivar la prohibición y seguir produciendo los mazapanes.
Desde luego, sea cual sea su origen, el mazapán es considerado hoy en día un manjar absoluto dentro del mundo de la repostería. Y gracias a él, las marquesas de Navidad que os traigo hoy es una delicia que os recomiendo que probéis. Os dejo la receta...
250 gr harina de almendra o almendra molida
120 gr azúcar
120 gr azúcar glass
4 huevos
40 gr harina
40 gr maizena
5 gr levadura
Ralladura de un limón
1. Primero de todo, deciros que esta masa no necesita mucho batir. Yo lo hago con una cuchara, ni batidor de mano ni eléctrico, solo cuchara y mezclando lo justo para unificar. Mezclamos la harina de almendra con el azúcar glass y la ralladura de limón.
2. Batimos en un bol los huevos muy ligeramente y volcamos en la mezcla de almendras. Mezclamos y agregamos el resto de azúcar.
3. Por otro lado, tamizamos la harina, maizena y levadura y volcamos en la mezcla anterior. Lo integramos todo ayudados de la cuchara. Se convertirá en una masa densa.
4. Para las marquesas se suelen usar cápsulas de papel cuadradas, pero no encontré por ningún sitio, así que las hice en las de magdalenas normales metidas en una bandeja de cupcakes para que no se deformen. Podéis rellenar las cápsulas con una manga o con una cuchara hasta la mitad.
5. Horneamos a 180º durante 15 minutos aproximadamente hasta que las veáis doradas. Sacamos, dejamos 5 minutos templar en una rejilla y espolvoreamos con azúcar glass para formar una capa nevada encima.
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